"Esa hora que puede llegar alguna vez fuera de toda hora, agujero en
la red del tiempo, esa manera de estar entre, no por encima o detrás
sino entre, esa hora orificio a la que se accede al socaire de las otras
horas, de la incontable vida con sus horas de frente y de lado, su
tiempo para cada cosa, sus cosas en el preciso tiempo, estar en una
pieza de hotel o de un andén, estar mirando una vitrina, un perro, acaso
teniéndote en los brazos, amor de siesta o duermevela, entreviendo en
esa mancha clara la puerta que se abre a la terraza, en una ráfaga verde
la blusa que te quitaste para darme la leve sal que tiembla en tus
senos, y sin
aviso, sin innecesarias advertencias de pasaje, en un
café del barrio latino o en la última secuencia de una película de
Pabst..."
-Prosa del observatorio (frag.), J. Cortázar-