Empiezo a
entender que los paréntesis son un recurso cómodo, una forma cuasi absurda de
mantenerme contenida y cerca de los buenos entendidos. Ahora, los casos hipotéticos
constantes son una mera consecuencia de mi inacción. La comodidad de estar en
todos lados a la vez, sin la necesidad de actuar en ninguno en particular (estar
en la misa y en la procesión, como dicen) (y lo digo entre paréntesis un poco
para no hacerme cargo ni de la misa ni de la procesión).
Pero,
volviendo un poco a mí… Han sido pronunciadas las palabras mágicas para cerrar
un tiempo, para acabar con la magia de historias de viajes en colectivo, para
dejar morir los puntos, las comas e incluso los paréntesis y los conceptos que solían encerrar, para dejar únicamente
los silencios (de los incómodos), hasta que por fin tampoco haya ni siquiera
silencios y el lugar se lo gane la ausencia. Porque parece que la ausencia, en
algunos casos, trae la felicidad, y negar la felicidad sería una tontera para
el 90% de la población, y para el 10 que resta, sería parte del sufrir la vida
y celebrar la muerte que ni vos ni yo profesamos.
"En el peor de los equívocos,
estoy seguro de que siempre habrá pájaros y nubes entre nosotros. (...) ya lo
irás sabiendo." [J. C.]