lunes, 31 de enero de 2011


Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.

[Antonio Porchia]

La opresión de las mujeres para el marxismo




Las experiencias de violencia contra las mujeres no constituyen casos aislados; esa violencia tiene un origen histórico y social.

Surgió junto con el desarrollo de la propiedad privada, cuando se relegó a la mujer al ámbito privado, subordinándola al poder masculino. Pero, ¿cómo se llega a esta situación?

En las comunidades primitivas, la producción estaba destinada exclusivamente para el consumo y mantenimiento de sus miembros. Primaba la escasez y los seres humanos debían enfrentar las fuerzas de la naturaleza ante las cuales aún no habían desarrollado gran dominio. Cazar, pescar, recolectar frutos, cocer los alimentos, fabricar herramientas y otros instrumentos para desarrollar estas actividades, ocupaban a todos los integrantes de la comunidad. Las mujeres, obligadas por los ciclos vitales de las menstruaciones, los embarazos y partos a realizar actividades más sedentarias, se dedicaban particularmente a la crianza comunitaria de niños y niñas pequeños, la elaboración de los alimentos y la vestimenta, la alfarería, etc. El misterio que generaba su capacidad de procrear, hacía que ellas fueran especialmente estimadas por el grupo social.

Más tarde, el descubrimiento de la agricultura, la fundición de metales y la domesticación de animales permitieron aumentar las riquezas sociales generando un excedente y, así, ya no fue necesario que todos los miembros de la comunidad trabajaran para garantizar su supervivencia: mientras la mayoría lo hacía, un sector minoritario podía liberarse de esta carga y ser sostenido por el resto, estableciéndose una primera diferenciación social al interior de la comunidad que dio origen a las clases sociales. A lo largo de miles de años, las clases liberadas de la carga del trabajo productivo, no sólo monopolizaron las armas, sino que ejercieron también el gobierno y se apropiaron de la propiedad colectiva de la tierra y los instrumentos de trabajo. Al mismo tiempo, se descubrió la relación existente entre el coito y la reproducción, lo que permitió entender el papel del varón en la procreación. Esto permitió, entre las clases dominantes, establecer una línea paterna de herederos legítimos que obtendrían las propiedades de la familia a la muerte de su progenitor. Pero para esto, para garantizar la legitimidad de la descendencia, hubo que recluir a las mujeres al interior del hogar estableciendo, para ellas, la obligación de la monogamia. Como dice Federico Engels, ésta fue la gran derrota histórica del sexo femenino: la mujer se vio convertida en servidora y esclava del hombre, en un “instrumento” destinado exclusivamente a la reproducción. El antiguo derecho romano establece esta nueva forma de “unión” en la que la familia aparece constituida por el padre que ejerce su derecho (incluso de dar muerte) sobre los hijos, la esposa y los esclavos que le sirven. Cientos de años fueron necesarios para que este “modelo” de familia de las clases dominantes se impusiera también a las clases explotadas, a través de la ideología que se impartía por medio del Estado, la Iglesia, y otras instituciones.

A este dominio del varón adulto sobre las mujeres y sus hijos, en las relaciones sociales para la reproducción, el marxismo lo denomina “patriarcado”. Mientras los modos de producción fueron cambiando -amos y esclavos, señores y siervos, burgueses y proletarios-, el sistema de reproducción patriarcal ha variado en cuanto a sus formas, pero no en lo esencial. Con el surgimiento del capitalismo, la opresión de las mujeres que se origina en este modelo patriarcal de las relaciones entre los sexos, no sólo permanece sino que se convierte en un aliado indispensable para garantizar, reproducir y legitimar la explotación asalariada. Porque si bien el capitalismo introdujo a millones de mujeres, niñas y niños en el mercado laboral, no trajo la tan deseada “liberación femenina”: para la inmensa mayoría de las mujeres, trabajar fuera de su hogar significa ser sometidas a una doble jornada laboral, invisibilizando que las tareas domésticas, necesarias para que la clase trabajadora reponga su energía diaria (para gastarla nuevamente al día siguiente, bajo el látigo patronal), son también un trabajo, pero uno que se realiza gratuitamente en las familias obreras, garantizado casi en su totalidad por las mujeres de esa familia.

Consideradas seres humanos “de segunda”, estableciendo que sólo debían ocuparse de las tareas domésticas y la reproducción, las mujeres terminaron siendo objeto de múltiples formas de maltrato, discriminación y subordinación. Por eso, frente a las explicaciones que sostienen que esta situación de opresión se debe a una cuestión “natural” y propia de la mujer, el marxismo plantea que esta violencia tiene un origen social e histórico y, por lo tanto, puede y debe eliminarse. Retomando sus banderas, desde Pan y Rosas te invitamos a ser miles las que luchemos por terminar con esta situación.




(Publicado por Frente Unido de Mujeres)

jueves, 27 de enero de 2011

Pronóstico reservado


"A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren, y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil. Seria eso, verdaderamente, ¿toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes?"

[Sábato]

jueves, 20 de enero de 2011

La Tregua


"... Soñador y febril, frustradamente apasionado, un tipo triste que, sin embargo, tuvo, tiene y tendrá vocación de alegría, un distraído a quién no le importa por dónde corre la pluma ni qué cosas escribe la tinta azul que a los ocho meses quedará negra."

"Porque ya he aprendido que mis estados de preestallido no siempre conducen al estallido. A veces terminan en una lúcida humillación, en una aceptación irremediable de las circunstancias y sus diversas y agraviantes presiones."

"¿A quién no le atrae el propio pasado?"

"Es increíble la cómoda imprudencia, el tono de misterio con que algunos tipos secretean acerca de sí mismos."

"Si alguna vez me suicido, será un domingo. Es el día más desalentador, el más insulso. Quisiera quedarme en la cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o diez, pero a las seis y media me despierto solo y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo."

"Debe ser una regla general que los solitarios no simpaticemos. ¿O será que, sencillamente, somos antipáticos?"

"Casi todos los domingos, almuerzo y ceno solo, e inevitablemente me pongo melancólico. '¿Qué he hecho de mi vida?' es una pregunta que suena a Gardel o a Suplemento femenino (...). No importa. Hoy domingo, me siento más allá de lo irrisorio y puedo hacerme preguntas de ese tipo..."

"¿Por qué las palmas de mis manos tienen una memoria más fiel que mi memoria?"

"... y, cuando hacíamos el amor, parecía que cada duro hueso mío se correspondía con un blando hueco de ella, que cada impulso mío se hallaba matemáticamente con su eco receptor."

"Hay siempre una atmósfera enrarecida y una sensación de inmediatez, de cosa urgente..."

"- Vos, ¿Creés en Dios?- Dijo, continuando el diálogo que había iniciado yo, mi pensamiento. - No sé, yo querría que Dios existiese. Pero no estoy seguro. Tampoco estoy seguro de que Dios, si existe, vaya a estar conforme con nuestra credulidad a partir de algunos datos desprestigiados e incompletos.-
- Pero si es tan claro. Vos te complicás porque querés que Dios tenga rostro, manos, corazón. Dios es un común denominador. También podríamos llamarlo Totalidad. Dios es esta piedra, mi zapato, aquella gaviota, tus pantalones, esa nube, todo.-
- Y eso, ¿te atrae? ¿Eso te conforma?-
- Por lo menos, me inspira respeto-
- A mi no. No puedo figurarme a Dios como una gran Sociedad Anónima.- "

"... ¡A cuántos abismos lleva lo espontáneo!"

"Quizá, sólo quizá. Pero este Mientras Tanto tiene el alivio, la garantía de lo que es, de lo que está siendo."



[Mario Benedetti- La Tregua]

¡Qué Carajo!


Definitivamete, el libro me quedó bien (¡gracias!).
Ahora pienso en plural. Me sonrojo un poco, imagino cosas, todas ellas desnudas, nocturnas y con aires interisleños. Huele a río... A brazos en lo hondo, a cosquillas.
Siempre pienso que la vejez "mejor lograda" (¿?) se basa en una soledad bien acompañada. Pero todavía es temprano, todavía me resulta verídica mi visión a futuro (aunque, admitiendo, no estarían de más las palabras sorpresa, los besos en la oreja).
Es igual, es tal como aquella vez... Saltando en la esquina, apretando los dedos contra la palma como si nunca fuese suficiente... Y me pone tan feliz que lloraría, como aquella vez, pero sabiendo que al final de la jornada ya no es necesario el abrazo lastimoso a mi misma.


[Luk]