domingo, 31 de mayo de 2009

Correr cansa cuando no se llega a ningún lado


“Era, sí. Pero ahora vengo un poco de ti.”
Decía [y sigue diciendo desde algún lado] Mario Benedetti.


Mi pasado ha empezado a reclamarme.
Hace unos días que mi yo anterior anda enojado. Me pide constantemente que retome mi viejo esqueleto, y no entiende que no puedo. Le explico que me extraño, pero que las cosas a veces deben cambiar. Se lo digo actuando un tono conformista, y luego lo dejo hablando solo, y me voy corriendo, Saltando los charcos.
Las cosas, a veces, deben cambiar?
Extraño mis impulsos, mis “no me importa nada”. Extraño algo de eso que era tan mío. Extraño no encontrar en mi diccionario la palabra “represión” [que con tanta fuerza escribió un flaquito y hasta me rompió algunas hojas].
Extraño no pensar y no saber lo que ahora sé y me parece que me sobra [o quisiera que me sobre].
Por qué no me deja ser yo?
A mi el flaquito me gusta, con sábanas y sin ellas. Me gusta de noche, y de día tengo que extrañarlo… Como me extraño a mi.
Empieza a dolerme cuando lo veo y algo dentro de mí empieza a rasguñarme, queriendo salir, a veces por la boca otras veces por las manos. A dolerme, a enojarme, a ponerme triste, a no gustarme…
Dejemos de lado las falsas etiquetas que a la sociedad tanto le gusta insertarnos en la frente. Esto no se trata de lo que hacemos cuando somos lo que somos, se trata de no ser nunca y de hacer lo que queramos! En tu cuarto y en la calle. Se trata de olvidarnos un poco del tiempo y de todo aquello que resulta tan innecesario, de no creernos la mentira de que actuar de cierta forma te convierte en cierta cosa, o que tal o cual titulo condicione nuestras acciones. Yo no quiero recibirme de idiota.
Lucila grita “No me importa nada” de ese todo que a vos tanto te toca.

“Pero si pese a todo no puedes evitarlo… No te quedes conmigo”.


Correr cansa cuando no se llega a ningún lado.


[Luk]

sábado, 30 de mayo de 2009

Así son las cosas, es el cambio de estaciones...


No nos queda mucho más que cantar, para llenar el vaso, para pasar el rato, para descorchar canciones de arena, para recordar de vuelta y otra vez que la mar no estaba serena.Mirá lo que te digo: es lo que hay, y lo que nunca hubo nunca va a sobrar…

Dormimos con lo puesto, pasamos el invierno, tiramos la moneda …Por eso, tomate tu tiempo, quedate bien cerca de los mejores besos y las buenas botellas. Trepate a esos trenes que no van ni vienen y date por muerto en cada espejo, perdete de vista y volvete a empezar…

Si me ves agazapada a la sombra de un error, no me corrijas, no me distraigas...

Y si me encontras desnuda con la risa sin dormir, nunca me invites a tus frazadas...

Mañana voy a volver a calzarme bien los pies, hoy no puedo, hoy no llego…
No me sigas, no me esperes, no me creas, hoy estoy haciendo cuentas con mis malos modales...

No me pienses, no me exprimas, no me hables, hoy estoy a los abrazos con mis malos modales...

Cuando me escuches doblada, a la orilla de un bidet, dame por muerta o no me des nada...

Si mis sueños en muletas hacen demasiado ruido, no los despiertes, dales la espalda...

Mañana voy a nacer por decimoquinta vez, hoy no puedo, hoy no creo…

No me toques, no me llores, no me quieras, hoy estoy de vacaciones con mis malos modales...

No me escuches, no me extrañes, no me entiendas, hoy estoy a los abrazos con mis malos modales...

No me prendas, no me apagues, no me quieras, hoy estoy sacando cuentas con mis malos modales...

No respires, no te muevas, no me quieras, hoy estoy a los abrazos con mis malos modales...

miércoles, 27 de mayo de 2009

DIARIO DE ANDRES FAVA


Noches de plazas, de capuchinos, de ardientes nadas...

El amor mirado desde una tacita de café, el precio de un silencio.
Ciertas caricias, la extremidad apenas material de un dedo rozando la nuca, donde vive la especie más dulce de cosquilla.
La idiotez de decir: Dispongo de poco tiempo. Cuando es el tiempo el que dispone poco o mucho de ti.
Y no te olvides; sólo una cosa es necesaria: Todo.
Que mi tiempo sea yo, o yo mi tiempo, constituye otro problema.
Lo contrario de la realidad, es la realidad. Si no le creemos al razonar (que busca y alcanza SU verdad, no siempre la nuestra), la piel lleva a creerla, a aceptar su confusa y continua aseveración.
Querer en el recuerdo -no exactamente un recuerdo, sino emociones y sentimientos que en el recuerdo persisten adheridos a su materia deseada y servida. Especial tonalidad de ese querer: lo que hace tan penetrante es que vale como un sentimiento vivo y actual aplicándose a una materia parecida. SENTIR hoy lo que entonces FUE.
Como si en sueños se alcanzara a veces la pureza necesaria para atrapar esencias, ciertas fábulas soñadas dejan al despertar la ansiedad maravillada del que retorna del mar, de una cima, de las sustancias originales.



Julito.-

domingo, 17 de mayo de 2009



"Me parece que se hubiera deprimido de haber tenido que admitir que por fin se resolvieron todas las preguntas imporantes. Habria mantenido la esperanza de que algo diera un giro..."

William Blake


A los 88 años, murió Mario Benedetti

El escritor falleció este domingo en su casa de Montevideo. En los últimos meses había sido internado por el agravamiento de su patología intestinal crónica. Fue uno de los más destacados poetas latinoamericanos. Su obra
El mes pasado Saramago había pedido una oración-lectura para el uruguayo.


El escritor uruguayo Mario Benedetti falleció este domingo a los 88 años, tras sufrir en las últimas semanas un deterioro en sus condiciones de salud, informaron sus allegados.
Benedetti, autor de "La Tregua", fue
uno de los más destacados poetas latinoamericanos. Publicó más de 80 libros, entre ensayos, novelas y poesías, y ha sido traducido a 20 idiomas.
Además, obtuvo varios reconocimientos internacionales, como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005).
A fines del mes pasado había sido internado en el Hospital Impassa de Montevideo en "estado delicado" por el empeoramiento de una enfermedad intestinal crónica que padece desde hace mucho tiempo. De hecho, por esa inflamación intestinal se internó cuatro veces en menos de un año y medio.
En la última de abril, tras 12 días fue trasladado a su casa. Allí se organizó por iniciativa de Pilar del Río (esposa del escritor José Saramago) una "Cadena de Poesía" mundial para apoyarlo. Pero este domingo falleció en Montevideo como consecuencia de las complicaciones surgidas por una neumonía.






Fuente: http://www.rosario3.com/ocio/noticias.aspx?idNot=50438

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves

no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo

no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

viernes, 15 de mayo de 2009


Dale Luk, contale al caluroso invierno. Contale la historia que escondes debajo de tu cama. Explicale por qué tu cuerpo queda solo cada noche, enredado entre tus sábanas, frío y muerto, mientras vos, desnuda entre la niebla, corres por los tejados hasta encontrar ese otro cuerpo…

Contale que ella se iba cada noche, se llevaba consigo algunas cosas en el bolsillo y corría desesperada. No le importaba cruzar los semáforos en rojo y tampoco le preocupaba pasar por debajo de las escaleras. Ella corría como una loca, ella y todas las demás que habían de ella corrían a la par. Y había noches en las que parecía que no llegaban nunca a destino, hasta que por fin tocaban colchón. SU colchón. El colchón de él. Y se metían bien adentro de la cama, y entre la goma espuma y su pelo, el pelo de él, jugaban toda la noche hasta quedarse dormidas.
Ella nunca quería despertar, nunca quería volver, pero resultaba inútil, pues aun durmiéndose encadenada bajo llave a la cintura de él, ella siempre amanecía otra vez consigo misma, más desnuda que al haberse ido. Amanecía al lado de su propio cuerpo, un cuerpo invernal al que tenia que utilizar para levantarse y encarar al sol. Un cuerpo al que podía tocar y que era áspero como todo lo que se tocaba cuando era de día, como todo lo que la gente decía que era real… No era como cuando ella, en su huida nocturna y clandestina, lograba tocarlo a el. Porque lo tocaba por dentro… Ella apretaba las manos contra la espalda de él y lo lastimaba y se lastimaba y todo siempre era suave y fuerte. A veces, luego de un rato, dolía un poco. Se mataban... Pero se mataban con ternura. Entre sus piernas lascivas escribían historias de madrugada y las plasmaban con besos y orgasmos, y no dejaban nunca, pero nunca, que los cuentos lleguen al papel.
Creo que me queda bastante claro que los hechos y/o personajes son ficticios…

Acabo de despertarme en mi cama, con los pies fríos y maldiciendo al reloj despertador, al invierno, a la almohada y a mis manos… Llenas de sangre. Pero ya estoy acostumbrada, es todas las mañanas lo mismo: Bajo las escaleras, todavía entre sueños, me lavo las manos, miro al cielo con nostalgia en algún que otro momento y, cuando empieza a obscurecer, comienzo a planear el asesinato.


Luk

jueves, 14 de mayo de 2009

Veo Veo...


Qué conclusión esperabas? Es eso. Nada más que eso. Creo que así funciona… Un encuentro clandestino debajo de las sábanas, un encuentro tras otro.
Pasamos algunas horas perdidos entre las telas y el calor, que por momentos tanto arde. Un encuentro de fin de semana, no más… Que hace que el resto de los días yo ande tan perdida, ya sin sábanas, ni cuerpos calientes, ni cigarrillos. Ni siquiera hay cortinas en los ventanales porque ya no importa creernos ese absurdo simulacro en el que la noche dura algunas horas más.
Y clara está la parte de la historia en que me convenzo de que el tiempo sabe lo que hace… Pero yo no sé a dónde voy.
En cada mirada y en cada caricia de madrugada las cosas se ven hasta el fondo. Uno habla con el alma... Y yo después no entiendo por qué la semana se enturbia con palabras ásperas. Me resulta hipócrita en algún punto.
Conocidos… Desconocidos.
Además (perdoname que te lo grite donde nunca lo vas a escuchar), Qué pretendes que haga? A mi me gusta ese juego pero no sé seguir las reglas…
Perdoname… Perdoname cuando llega otro viernes con aires de colchón. Perdoname por llenarme de cuentos, que se llenan de besos, que se llenan de fines de semana… Perdoname porque no encuentro opciones mejores y porque me gusta tu pelo y además me haces reír.
Perdoname porque yo no puedo hacerlo… Ando un poco cansada de cumplir condenas. Ando un poco aburrida de los lunes.


Luk

lunes, 11 de mayo de 2009

Marito


Anda circulando una oración por Mario en internet porque para el que no sabe estuvo internado.

Por suerte ya le dieron el alta /http://www.clarin.com/diario/2009/05/06/um/m-01912608.htm/... De todas formas acá les va la oración.


HASTA MAÑANA


Voy a cerrar los ojos

en voz baja

voy a meterme a tientas en el sueño.

En este instante el odio no trabaja

para la muerte, que es su pobre dueño

la voluntad suspende su latido y yo me siento lejos,

tan pequeño que a Dios invoco,

pero no le pido nada,

con tal de compartir apenas este universo que hemos conseguido

por las malas y a veces por las buenas.

¿Por qué el mundo soñado no es el mismo que este mundo de muerte a manos llenas?

Mi pesadilla es siempre el optimismo:

me duermo débil, sueño que soy fuerte, pero el futuro aguarda.

Es un abismo.

No me lo digan cuando me despierte.

sábado, 9 de mayo de 2009


"Me gusta, me gusta mucho este manicomio, la primera vez antes de venir, yo sabía que iba a gustarme. Yo soñaba con conocer las tierras de Cortazar, de Borges, de Bioy Cazares, era una obsesión, porque con otras literaturas es más fácil imaginarse esos países, pero imaginarse esto... no es fácil. Es un caos que tú no sabes a donde te va a llevar. Es todo el tiempo la promesa del cielo y del infierno, al mismo tiempo, ¿no?. Fascinante...además sabes una cosa: allá está todo previsto, tabulado, allá está prevista mi muerte, acá todavia puedo soñarme varias vidas posibles, lindo país este y tiene mucho futuro, bueno, solo le falta saber cómo sobrevivir al presente (Risas)..."

INSTRUCCIONES PARA BUSCAR AVENTURAS


Se puede afirmar, sin temor a la indignación de los sabios, que en los tiempos que corren es cada vez más improbable tropezar con la aventura.
Lo imprevisto, lo extraño, lo misterioso no sucede nunca.
Curiosamente, parecen existir muchísimas personas con espíritu aventurero. Todos los días conversa uno con señores que desean vivamente una vida más interesante y un teatro de acontecimientos más rico y más amplio.
Esta gente sale de su casa cada mañana esperando que algo ocurra y buscando, como decía Whitman, "algo pernicioso y temible, algo incompatible con una vida mezquina, algo desconocido, algo absorbente, desprendido de su anclaje y bogando en libertad".
Pero la búsqueda es siempre inútil y casi todos los hombres, en e ocaso de sus vidas, confiesan que no han vivido jamás una aventura.
¿Dónde están - se pregunta uno - las doncellas atormentadas por un gigante que desde la torre se algún castillo esperan nuestra intervención salvadora?
En ninguna parte. Ya no quedan gigantes, ni castillos, ni - mucho menos - doncellas.
La actual civilización parece pensada para evitar las aventuras. Porque en realidad la aventura es el riesgo. Y nadie quiere arriesgarse.
Siendo la seguridad un valor cuya admiración se promueve de continuo, es inevitable que la mayor parte del esfuerzo tecnológico que se realiza esté destinado a evitar sucesos imprevistos. Las cerraduras Yale, los despertadores, los semáforos, las píldoras anticonceptivas, las alarmas, los preservativos, los cierres de cremallera, las agendas, los paracaídas. Todos estos inventos alejan el sobresalto.
Naturalmente, siempre queda alguna grieta como para que se introduzca lo extraordinario. Pero no es suficiente. Para demostrarlo, vale la pena realizar una sencilla experiencia: pidamos a nuestros conocidos que refieran los hechos más curiosos que han vivido. Los resultados serán entre aburridos y penosos.
Alguien quedó encerrado en el ascensor durante una hora. Otro dice haber ganado un jarrón en una kermés. Un tercero obtuvo un boleto capicúa.
Se trata de aventuras miserables.
Los griegos pensaban que las cosas ocurrían sólo para que los hombres pudieran contarlas luego. Si esto es cierto, el futuro de nuestras conversaciones es poco prometedor. ¿Qué les contaremos a nuestros nietos? ¿Que una vez vimos un choque? ¿Que se nos reventó un sifón? Pobre será la épica que surja de estos modestos cataclismos.
El aventurero actual ha aprendido a contentarse con sombras de emoción. La televisión y el cine son sus melancólicos proveedores de asombro.
Chesterton había inventado una solución genial: la Agencia de Aventuras.
Era una empresa que tendía a los caballeros que experimentaban el deseo de una vida variada.
Mediante la satisfacción de una suma anual, el cliente se veía rodeado de acontecimientos fantásticos y sorprendentes provocados por la Agencia.
El hombre salía de su casa y se le acercaba un chino excitadísimo quien le aseguraba que existía un complot contra su vida. Si tomaba un coche, era conducido al Barrio del Invierno, donde cunden las riñas, los marineros egipcios y las mujeres peligrosas. Gracias a esta eficiente organización, el aventurero se veía obligado a saltar tapias, pelear con extraños o a huir de desconocidos perseguidores.
Pero la realidad, aun cuando ha sido capaz de depararnos empresas tan absurdas como las que investigan mercados o gestionan transferencias de automóviles, no nos ha brindado una Agencia de Aventuras.
¿Qué puede hacerse entonces?
Pues hay que actuar. No podemos pensar que las aventuras vendrán a nosotros. De nada sirve esperar lo imprevisto mirando vidrieras o sentados en el umbral. Es necesario que uno mismo provoque sucesos extraordinarios.
Para demostrar que esto es posible, abandonaremos las anchas avenidas de los Enunciados Generales para ingresar en el Laberinto de los Ejemplos Concretos. Para decirlo de una vez, nos proponemos impartir instrucciones precisas para vivir aventuras.
Aventura de la mujer rubia
Antes de comenzar a vivir este episodio, usted debe elegir a una mujer rubia. Desde luego, es preferible que sea hermosa. Y desconocida.
Una vez que usted se haya decidido por una rubia determinada, comience a seguirla. Pero, atención. No se trata de escoltarla durante un par de cuadras murmurándole frases ingeniosas. Hay que seguirla silenciosamente y en forma perpetua. Hasta su casa. Hasta su trabajo. Hasta donde fuere necesario.
Esto no debe interrumpirse jamás. Cada vez que ella entre en un edificio, usted deberá permanecer afuera esperando su salida.
No hay que disimular. La idea es que la mujer rubia advierta cabalmente que usted la está siguiendo. Esto la pondrá muy nerviosa y hasta es probable que llame al vigilante.
Pasarán días, semanas, y tal vez meses. Usted se convertirá en una sombra familiar y silenciosa. Si la mujer rubia tiene novio, no abandone la empresa. Después de todo, usted solamente quiere que algo ocurra. Y tarde o temprano algo ocurrirá.
Aventura del timbre que suena en la noche
Usted camina por una calle oscura. Son las cuatro de la mañana. Tal vez llueve. De pronto, frente a una casa cualquiera, usted resuelve tocar el timbre. Pasan los minutos. Usted vuelve a tocar. Un hombre consternado abre la puerta.
-¿Qué ocurre? - pregunta.
- Ando en busca de una aventura - contesta usted.
Aventura de la novia perdida
Un día usted resuelve encontrar a su Primera Novia.
Si usted ha tenido el descaro de casarse con ella, es evidente que la cosa no constituye una aventura sino una fatalidad.
Pero supongamos que usted no la ve desde hace veinte años. No sabe qué ha sido de ella. Apenas recuerda su nombre y su cara ha tomado ya la forma de los sueños y el recuerdo.
Usted hace averiguaciones. Indaga entre quienes la han conocido. Investiga en los lugares en los que ella trabajó o estudió. Recorre calles al acaso, cree reconocerla dos o tres veces. Alguien le pasa un dato cierto.
Mientras todo esto ocurre, usted se vuelve a enamorar de la Primera Novia y sueña todas las noches con ella, como solía hacer veinte años atrás.
Un día usted descubre su paradero. Sabe exactamente dónde encontrarla. Tiene la dirección, el número de su teléfono y conoce los horarios en que es apropiado llegar a ella.
Usted piensa que la aventura ya puede comenzar, pero en realidad es aquí donde debe terminar.
Aventura del túnel que va a cualquier parte
Usted y un grupo de amigos aventureros comienzan a excavar un túnel en el fondo de una casa, que puede ser la suya.
La tarea deberá acometerse con el mayor vigor.
Durante la excavación se irán descubriendo objetos extraños, tales como huesos, cascotes, tapitas de cerveza, zapatillas fósiles y antiguos pozos ciegos.
El trabajo durará meses y meses. Durante ese lapso surgirá una deliciosa camaradería entre los integrantes del grupo. Es muy probable que todos sean despedidos de sus trabajos habituales, en razón de inasistencias, la impuntualidad y la suciedad, inevitables cuando un excava un túnel. Por las mismas razones, los que tuvieren novia serán abandonados.
Así las cosas, la única preocupación del grupo será cavar y cavar. Un día cualquiera, cuando el túnel ya tenga una extensión considerable, se comenzará a cavar hacia la superficie. Y aquí viene le momento fundamental de la aventura. ¿Dónde aparecerán los viajeros subterráneos? ¿En el hall de una casa habitada por señoritas solteras? ¿En una panadería? ¿En un convento?

Hay otras aventuras posibles: la del que se embarca en un carguero sueco, la del viaje subterráneo a través del arroyo Maldonado, la del que investiga a los mendigos para descubrir que son ricos, la del que se mete en el baño de damas, la del que se agacha a ver por qué no explota el cohete... Hay que elegir.
Salgamos de una vez. Salgamos a buscar camorra, a defender causas nobles, a recobrar tiempos olvidados, a despilfarrar lo que hemos ahorrado, a luchar por amores imposibles. A que nos peguen a que nos derroten, a que nos traicionen.
Cualquier cosa es preferible a esa mediocridad eficiente, a esa miserable resignación que algunos llaman madurez.

Alejandro Dolina

El señor de las moscas

La peli es sumamente recomendable... Pero no la de 1990, dirigida por Harry Hook, sino la versión anterior, dirigida por Peter Brook en 1963. Es la que más se adapta al libro.
De todas formas, muchachos, el libro no tiene comparación.