Hace mucho
que no te escribo, y la verdad no sé por dónde empezar.
Quizás no
te escribo porque no hay palabras cuyo significado sea suficiente.
Podría
limitarme a decirte GRACIAS, y al abrazo posterior, y aún así quedarme cortísima.
Pero que
valga el intento…
Gracias,
principalmente, por eneseñarme a soñar (Durmiendo sueño lo que despierto sueño. Y mi
soñar es continuo).
Por
mostrarme que el mundo de los libros es un lugar donde uno puede seguir siendo
pequeño para siempre (te acordás que siempre me traías las revistas de “La Pequeña Lulú”? Yo creo que fue el
gran comienzo de mi amistad con la literatura).
Gracias por
cada domingo al mediodía lleno de música (casi siempre de Los Beatles) (después
de un sábado a la noche de película en la cama, donde no sé cómo, pero entrábamos
todos).
Gracias por
dibujar conmigo una realidad que está más
allá de lo cotidiano y banal.
Gracias por
transmitirme desde siempre y hasta siempre tu parte sensible, la que también
llevo puesta, y que nos permite vivir la vida tan intensamente.
Gracias por
dejarme saber que me entendés.
Gracias porque sé que “…me darías un
mundo. Te debo un mundo.” (Antonio
Porchia).
[Luk]
No hay comentarios:
Publicar un comentario