Que esta mujer me desconcierta y dice “hola” como
cumpliendo nada más con lo debido, y yo pienso que
necesita hablar, que necesita un amigo, pero soy yo el
que lo necesita, el que ha perdido varios a costa de no sé
qué cosa, el que tiene asuntos pendientes y en un vagar
de espanto pasa una hora o dos o tres o más conectado.
Que hoy hablé con mi primo. Que si no suspenden el
concierto me lanzo para allá a brincar con la “fiesta de
locos” y me gustaría andar en bicicleta con él. Que hace
mucho que no monto. Que me robaron la bicicleta en
la Casa de la Poesía. Que no es retórica lo anterior y así
perdí una compañera. Que ando desconcertado antes de
dormir. Que una pared se levanta frente a mí, una mujer
amurallada y no sé si me acerco o sólo la bordeo. Que
me encantaría desencantarme de ella, dejarla pasar y seguir
pero no sé. Que hace mucho que no monto bicicleta
y menos en ascenso. Que en esta horizontalidad me he
debilitado. Que me hace falta amar desenfrenadamente
y sin tanto protocolo, en subida y en bajada. Que una
muralla de mujer se levanta frente a mí y no sé si me
acerco o sólo la bordeo. Que no hay… que no hay nada
que decir, que no me dicen nada. Que me quedo hablando
solo por una o dos o varias calles, aún cuando estoy
solo. Que no me escucha. Que no responde. Que esta
mujer me desconcierta y dice “hola” y lee las noticias y le
duelen lo que a mí. Que tiene una cara de luna y yo soy
un lunático. Que estar loco, completamente loco sería
más sano. Que no sé si me acerco o sólo la bordeo. Que
lee las noticias. Que yo soy un lunático. Que no me dice
nada. Que estoy desconcertado. Que hace mucho que
no monto, ni en subida ni en bajada.
[Ennio Tucci]
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