Claro que sí, si tan sólo hubiese ocurrido un instante antes...
(Pero no. No ocurrió. Y estuvo bien, aunque me pese, aunque ahora esté mal).
Era mucha yerba en el mate, era lógico que se tape (el mate siempre viene bien cuando uno busca paralelismos en el afán de no querer convertir la realidad en palabras tan bruscas).
De todas formas, los condicionales pierden vigencia cuando se cae en la cuenta de que en la práctica nunca hubiese funcionado aquella teoría que en nuestra mente amenaza con ser portadora de absolutamente todos los elementos necesarios para el éxito. La cabeza suele tener la fórmula de la felicidad que el mundo real siempre se encarga de desplomar.
Estuvo bien… Qué querés que te diga…
Esas historias que se aceleran por dar lugar a todos los episodios en un mismo día, siempre es mejor olvidarlas.
“Pavadas, pavadas, pavadas. ¿A qué le llama tiempos viejos, usted? A mí todo lo que me ha sucedido me ha sucedido ayer, anoche a más tardar. (…)Para mí, entonces no es hace mucho. Entonces es lejos, muy lejos, pero no hace mucho.” [J. C.]
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