Si alguna vez me preguntaras, te respondería que no sabes cuán grandes son las ganas de hacer sonido todos los “te quiero” que mis silencios esconden. Te diría que no te imaginas qué difícil es llegar a cierto punto y sentir un tirón en la espalda que no me deja avanzar más. Te confesaría, con algo de vergüenza, todas las excusas que alguna vez usé para no decirte que tenía ganas de verte. Tal vez hasta dejaría salir los “te extraño” que guardé a presión en el cajón, porque no debían ser parte de esto.
Probablemente llorando, admitiría que me encanta estar con vos, que disfruto cada vez que te quiero y cada vez que te extraño. Y llorando un poco más fuerte, te miraría y te darías cuenta qué distinto se ve el mundo desde tus zapatos. En ese momento, empezaría a creer que estas entendiendo que me siento sola. Y ahí, tal vez, verías que nunca más voy a poder decirte que no te quiero ver más, ni dejarte en la noche y en el frío, ni correr por el puente hasta encontrar el colectivo que me lleve a mi casa.
Si alguna vez me preguntaras en qué estoy pensando, tal vez sonreiría con nostalgia y respondería “nada”, mientras aprovecho para abrazarte como el invierno sugiere.
Luk
Probablemente llorando, admitiría que me encanta estar con vos, que disfruto cada vez que te quiero y cada vez que te extraño. Y llorando un poco más fuerte, te miraría y te darías cuenta qué distinto se ve el mundo desde tus zapatos. En ese momento, empezaría a creer que estas entendiendo que me siento sola. Y ahí, tal vez, verías que nunca más voy a poder decirte que no te quiero ver más, ni dejarte en la noche y en el frío, ni correr por el puente hasta encontrar el colectivo que me lleve a mi casa.
Si alguna vez me preguntaras en qué estoy pensando, tal vez sonreiría con nostalgia y respondería “nada”, mientras aprovecho para abrazarte como el invierno sugiere.
Luk
No hay comentarios:
Publicar un comentario